"Irlanda es como la pintan, nunca mejor dicho. Pero yo quiero contar mi versión. Lo bueno y lo malo. Lo que me hace gracia. Y no pienso abrir artículo hablando del clima. Que por cierto es una mierda."

jueves, 19 de marzo de 2020

Sábado


De una jornada cualquiera en el sector de la hostelería en la Isla Esmeralda y recursos para no perder la cabeza. En concreto, los colegas.

Por qué nos hacemos esto?- Preguntó Dec en el descanso para fumar.
-   Supongo que por un sentimiento estúpido de lealtad, como los perros- Respondí yo. No me refería a la lealtad profesional, ni al pervertido que me contrató, me refería a los colegas. A los pocos que quedábamos, pues otros más listos y con menos cargantes principios ya se habían ido a sitios mucho mejores. Pero aquí estábamos nosotros, aún cinco horas por delante y seis horas por detrás, echándonos el cigarro de la media noche.
-   parece que no beben mucho- apunté por alimentar la esperanza en momentos críticos como este.
-   Pero beben fuerte - Dec, desde la barra, los tiene a todos calados. Desde la primera hora ya sabe quién va a ser un subnormal. Y tenía razón, me percaté de que había estado recogiendo copazos y vasos de tubo. En fin, nada nuevo, el mismo curro, solo que a veces es más y más tarde.

Es la segunda boda este fin de semana y los días libres se han convertido en sucesos esporádicos que a veces ocurren y a veces no.

Mi deber en este tipo de jornadas se basa en recoger vasos, esquivar borrachos y subir a la cocina a hacerme sangüiches cuando nadie se percata de mi ausencia. Pese a las largas horas, los vasos interminables y el tedio de las escuchar las mismas canciones hay un momento que salva la noche. Dicho momento no es más que la camaradería que existe entre el grupo que trabajamos en las bodas y como nos preocupamos todos de ayudarnos mutuamente para no volvernos locos. En cada boda cuando oigo los primeros acordes de “despacito” me precipito hacia la barra con lo puesto para compartir la coña con mis colegas y echarnos un baile al son de la única canción española que conocen después de “la macarena”. 

Y, ciertamente, son las pequeñas cosas como estas las que evitan que los caballos corran sin riendas en la azotea.

somewhen in 2018


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